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agosto 8, 2022«El pan que alimenta nuestra vida diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante», dijo el arzobispo en la misa central por el Día de San Cayetano.
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, exhortó este domingo a la feligresía a adoptar «actitudes solidarias y fraternas que nos permitan reconstruir esta Argentina que nos duele a todos» y en la que «el pan que alimenta nuestra vida diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante».
Al referirse al relato «del buen samaritano» relatada en el evangelio del día, Poli pidió a los miles de fieles que asisten a la misa central de la celebración de San Cayetano en Linier que se dejen «interpelar por la parábola, capaz de poner de manifiesto las actitudes solidarias y fraternas que nos permitan reconstruir esta Argentina que nos duele a todos».
El arzobispo también aseguró que «cuando se cierran las puertas» que la gente suele golpear en procura de satisfacer sus necesidades, «se abren las puertas del santuario» de San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo que «intercede ante el Jesús para que todos reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando».
«Si han llegado hasta aquí, es porque saben bien que, cuando se cierran las puertas que han golpeado muchas veces, se abren las puertas del santuario y se encuentran con San Cayetano, quien intercede ante el Jesús que tiene en sus brazos, para que todos reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando», dijo Poli durante la misa central de la celebración que tiene su epicentro en el santuario de Liniers, en Buenos Aires.
Poli destacó además la labor de «muchos ‘Cayetanos’ anónimos, hombres y mujeres que no pasan de largo ante el dolor de los que están en la banquina del camino de la vida», durante la homilía pronunciada en la misa central de la celebración del patrono del pan y del trabajo.
«Tenemos que dar gracias al cielo porque hay muchos ‘Cayetanos’ anónimos, hombres y mujeres que no pasan de largo ante el dolor de los que están en la banquina del camino de la vida; son los samaritanos de nuestros días que comparten su tiempo y sus bienes, y sin medir sacrificios renuevan en el cuerpo social el anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de cada ser humano: la esperanza, la virtud que sostiene en las pruebas y nos hace esperar tiempos de encuentro y paz entre los argentinos», dijo.
Devoción de los feligreses
Cientos de personas forman más de siete cuadras de cola esta mañana en torno a la parroquia de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, que tras dos años de pandemia volvió a abrir sus puertas a la feligresía para celebrar al patrono del pan y el trabajo en un su día.
«Glorioso San Cayetano, que nunca nos falte en nuestra casa el pan y el trabajo», se lee en un gran cartel colocado en frente al templo de la calle Cuzco 150.
En cada cuadra está dispuesto un cura de la iglesia para bendecir a los feligreses que acercan sus espigas y objetos para ser bendecidos.
Néstor Suárez tiene 50 años y es de Lanús. En sus manos tiene una gran imagen de San Cayetano impresa y se acerca a bendecirlo. «Vengo todos los años a agradecerle a nuestro santo patrono. Siempre tuve trabajo y desde chico le agradezco por lo que nos da», afirmó el hombre que admite que siempre lleva una imagen de San Cayetano en su billetera.
Mirtha Vázquez, de 63 años, del barrio de Boedo, contó que volvió a esta celebración luego de 10 años para pedir trabajo para su hijo. «Vengo por mí hijo que hace meses busca un trabajo pero que no tiene suerte. Ojalá que el señor lo ayude pronto porque estamos desesperados», señaló la señora que portaba una medalla de San Benito.
A pocos metros, el cura Blas Giancarlo, tras bendecir a un grupo de feligreses señaló: «Algunos se acercan para agradecer que tienen trabajo y otros para pedir, no solo para sí mismo, sino para un familiar o amigo. Eso es para valorar, porque siempre es más fácil venir para sí mismo».
Y destacó: «Esto demuestra cómo es la gente en los barrios populares, que todos los días salen a buscar trabajo o ganarse el pan dignamente», enfatizó.
En la esquina Bueras, a una cuadra de la iglesia del barrio de Liniers, Alfredo Manrique canta canciones populares argentinas acompañado por su guitarra.
«Esta es una manera de agradecerle al santo patrono por lo que hace por nosotros», destacó Manrique.