El viudo fue declarado inocente por el Tribunal de Río Cuarto. Estaba acusado como instigador. Ya nadie podrá será condenado por el asesinato ocurrido hace 16 años.

Marcelo Macarrón fue absuelto y el crimen de Nora Dalmasso sigue impune después de 16 años. El fiscal de Cámara Julio Rivero decidió no acusarlo porque no encontró elementos suficientes para probar que el viudo fue el autor intelectual del asesinato de su esposa en noviembre de 2006. 

Luego de la ronda de alegatos, que finalizó con los argumentos de la defensa, el Tribunal de la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto confirmó la absolución del traumatólogo. En adelante, nadie podrá ser condenado por el homicidio: si bien se podrá seguir investigando la acción penal prescribió cumplidos los 15 años.

Macarrón escuchó la resolución con seriedad. Como durante todo el juicio, lo acompañaron Facundo y Valentina, los hijos que tuvo junto a Dalmasso. Con ellos se abrazó apenas escuchó la absolución y antes de retirarse al edificio reiteró ante la prensa que es «inocente».

El viudo se había mostrado aún más conmovido horas antes. Luego de que el fiscal de Cámara pidiera su absolución, rompió en llanto y se abrazó con sus hijos.

El argumento de la defensa

Pasado el mediodía, Marcelo Brito, abogado de Macarrón, cerró los alegatos con una enérgica crítica al fiscal Luis Pizarro, que llevó al viudo al banquillo como instigador. «No es digno de pertenecer al Poder Judicial», lanzó el defensor.

Lo denunció por crear «una acusación absolutamente arbitraria» y cuestionó cada paso de la investigación. Dijo que en un momento «ordenó el secreto de sumario tramposamente» y que lo hizo «para interrogar de manera arbitraria a testigos».

Inclusive, marcó que «Pizarro era empleado de Alberto Bertea», el secretario de Seguridad de la Provincia en aquel momento, y advirtió que «se investigó arbitrariamente para perjudicar a Lacase», amigo de Macarrón que actuó como vocero los días posteriores al crimen.

Los alegatos del fiscal de Cámara

Antes de la palabra de Brito, Julio Rivero abrió el martes de alegatos e inclinó la balanza hacia la inocencia de Macarrón. Planteó que si aquel 26 de noviembre de 2006 se hubiera convocado a la Policía Judicial “el asesino estaría detenido hace rato”. 

Insistió que los hijos Facundo y Valentina vivieron un calvario durante todo este tiempo y aseguró que Nora Dalmasso “fue, es y será después de su muerte una víctima de violencia de género”.

“No hay un testigo que no haya declarado en este debate que no diga que el matrimonio entre Nora y Marcelo era normal. Sin embargo, la propia Nora, el círculo íntimo y la autopsia psicológica, que va apareciendo como la mejor prueba de todas, dicen lo contrario”, sostuvo.

En esa misma línea, remarcó que a Dalmasso «se la convirtió en una mala víctima» y que se la empezó a culpabilizar luego del crimen. Por eso, lamentó la muerte de Delia «Nené» Grassi, quien había apuntado contra el entorno del viudo: «La tendría que haber defendido la familia, por eso dije que Nené Grassi me dejó solo».

Para Miguel «el Francés» Rohrer, aquel fin de semana del crimen Marcelo Macarrón armó una coartada con su viaje a Punta del Este (Uruguay). Sin embargo, el fiscal de Cámara fue tajante sobre esa versión: descartó que Macarrón haya viajado para matar a Nora y vuelto al país vecino, donde estaba participando de un encuentro de golf.

Rivero exigió que se siga investigando el crimen porque “el asesino está en el cinto de la bata donde hay un ADN sin identificar”.

Tras el pedido de la absolución fundamentó que no puede acusar a ultranza, sino que debe hacerlo de manera objetiva sin torcer la valoración de la prueba ni ceder ante presiones mediáticas. “La prueba me dejó solo”, cerró.