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febrero 9, 2022Así titula Clarín en su sección «Rural» la nota que hace referencia a los 102 años de Cooperativa Agrícola «La Vencedora». Una amalgama perfecta entre historia e innovación.
Cambiar para que nada cambie. Como un equilibrista que tiene que ir acomodando sus extremidades y el balance de la vara que lleva en sus manos para mantenerse sobre la soga, así las empresas y organizaciones tienen que ir adaptándose al paso del tiempo para seguir a flote, vigentes e innovadoras. No se trata de ponerse rígidos para aguantar la estocada, sino de ablandarse un poco para amortiguar el impacto.
Y en eso anduvo durante sus 102 años de vida la Cooperativa La Vencedora, de Hernando, Córdoba, una de las dos fundadoras de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) -la otra que aún está vigente es la Unión Agrícola de Leones-, que ha atravesado distintas épocas y momentos económicos, políticos y sociales y pudo surfear la ola para llegar a una actualidad motorizada por la innovación, la tecnología, y el vínculo con los productores y sus constantes desafíos.
En general, las cooperativas cargan con el mote de estructuras pesadas. Ferreyra promueve un cambio de esa visión: “Nos desvela poder adaptarnos a los cambios, trabajar para cambiar esa imagen, desde el logo y las oficinas hasta todo lo que hacemos en la gestión, la vinculación con los socios y productores y hasta el financiamiento”.
Agregar valor en la gestión
Entre esos cambios, se buscó agregar valor a la comercialización. No alcanza con tener un valor para la toma del grano. Entonces, al asesoramiento tradicional para producir mejor, le sumaron el asesoramiento para vender mejor. “La estrategia de comercialización, tasas combinadas, mercado de futuro, etc, hoy hay muchas herramientas de comercialización, sin embargo, de los más de 300 productores que tenemos asociados apenas usan estas herramientas un 10%”, contó Ferreyra.
El mismo camino han seguido con la comercialización de insumos, dado que hay que hacer ofertas a medida de las necesidades del productor. Para eso, tienen un laboratorio de suelos, entonces ya no es sólo venta de un insumo sino también el servicio. “Se trata entonces de atar lo financiero, con lo comercial y el asesoramiento productivo, todas las partes son importantes hoy”, opinó Ferreyra.
“Otro desafío es entender las sucesiones en las familias tradicionales, las divisiones de campos, la llegada de otros jugadores más grandes y otros que quedan más disminuidos, y las nuevas generaciones, que plantean nuevos desafíos para los que hay que estar preparados”, explicó Ferreyra. Para eso, por ejemplo, para acompañar a productores más chicos, están haciendo sociedades, por ejemplo, en maní, para que los productores puedan hacer el cultivo con la mejor tecnología, aún sin todos los recursos para poder arrancar si tuvieran que estar solos.
“Los últimos años -prosigue Ferreyra en la enumeración de desafíos-, el tema ambiental está cada vez más presente, no podemos soslayarlo ni como cooperativa ni como productores o asesores de productores”, esgrimió. En este sentido, uno de los proyectos más grandes que tienen es hacer la planta de acopio fuera de la ciudad, para poder seguir haciendo toda la operatoria de recepción y acondicionamiento de los granos, que es importante, sin afectar a los ciudadanos. “Lo ambiental tiene que ser parte de cualquier estrategia futura”, apuntó Ferreyra.
Aspectos productivos
“Todos los años hacemos un relevamiento satelital de la cantidad de hectáreas que se siembran en la zona, los principales cultivos son soja que ocupa el 50% de la superficie, maíz 32%, maní 14% y sorgo 4%, en tanto que durante el invierno se suele hacer algo de trigo en zonas puntuales, que dependiendo del año, puede representar entre un 2% y un 8% de la superficie”, contó Daniela Pérez, la ingeniera agrónoma encargada de la gestión de agroinsumos que hace 21 años está en la Cooperativa.
Entre los principales cambios de los últimos años, Pérez destacó la vuelta del cultivo de maní a la zona. “Se había perdido porque se hacía muy intensivamente y los suelos estaban desgastados, estuvimos muchos años sin que se haga y hace 4 campañas se recuperó, lo que es una buena noticia porque cuando se hace bien es rentable”, destacó Pérez. Y agregó: “La cooperativa apoya a los pequeños productores formando sociedades con ellos, para alivianarles la carga y el riesgo”.
Para no afectar tanto el suelo, el maní se hace dentro de un rango de rotación de cultivos, y no se repite en un lote antes de los 4 a 6 años. “La fertilización, las nuevas variedades más tolerantes a enfermedades, los nuevos ciclos, los fungicidas, constituyen un paquete que permite que el maní sea más rentable”, se entusiasmó Pérez, que también destacó el crecimiento del área de maíz (puntualmente el maíz tardío) que le sirve, en muchos casos, para empardar las cosas entre el cereal y la soja.
Así las cosas, las últimas campañas se ve incremento en el potencial de rendimiento de lo cultivos: la soja trepando a los 38 qq/ha promedio (venía de 35 qq/ha); los maíces de 90 qq/ha; el maní 45 qq/ha; y los sorgos 60 qq/ha.
“Genética, fertilización, rotaciones, manejo, todo fue aportando un plus para ir ganando quintal por quintal”, contó Pérez.
Algunos números
Hoy la cooperativa tiene 330 socios. El número de socios ha ido creciendo lentamente junto con la oferta de nuevos servicios. “Hace 5-6 años pusimos en práctica bonificaciones especiales para los asociados, si usaba algunos de los servicios de la cooperativa, por ejemplo, tiene más bonificación el que entrega el 70% de su producción”, contó Ferreyra.
La contracara de esto es que algunos productores van saliendo de la actividad. Por sucesiones o porque se jubilan, y la producción se va concentrado.
Sin embargo, el volumen de granos que pasa por los silos de La Vencedora ha ido en aumento los últimos años. Fue de 252.000 toneladas el último balance; había sido de 240.000 el anterior y venía de 220.000 y 170.000 toneladas no hace mucho. También las ventas de fertilizante han ido en aumento hasta hace 4 años rondaba las 4500 toneladas y hoy ya es de casi 10.000 toneladas (tienen capacidad de acopio para 2500 toneladas que rotan 4 veces).
La cooperativa, que tiene tres sucursales, abarca una zona productiva de alrededor de 200.000 hectáreas.
Desafíos
Según Pérez, lo que los motiva es asesorar a los productores para que puedan seguir sembrando, haciendo lo que les gusta, “sobre todo los pequeños a los que les cuesta mucho a veces”.
“También hay un cambio en la toma de decisiones con el ingreso de las nuevas generaciones, algunos ya son profesionales, buscan adoptar tecnologías para que todo sea más eficiente y rentable, el desafío nuestro es acompañar a esos productores y estar a la altura de esa demanda”, expuso Pérez.
“En la zona hay productores de muy buen nivel, que han ido adoptando las tecnologías que podían, que han aprovechado clima y precios favorables, quizás, si tengo que ver lo que falta, sería importante que vayan adoptando más herramientas de gestión y comercialización de sus granos”, reflexionó Ferreyra. Y cerró: “Acompañar el crecimiento y desarrollo de los productores es lo que más me desvela y en eso estamos, creciendo, de a poco, sin estridencias, pero siempre hacia adelante”.