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agosto 25, 2021Es considerada una de las top corresponsales de guerra más influyentes del mundo en la cobertura de conflictos armados por la organización AOAV, con sede en Londres. Conversamos con ella «dicha profesión es la segunda más peligrosa del mundo después de piloto de guerra».
Es periodista, productora y analista geopolítica, especializada en conflictos armados y política internacional con coberturas en más de 40 países. Desde 2010 reportó sobre todas las instancias de la denominada Primavera Árabe desde Túnez hasta Egipto y la caída de Muamar al Gadafi en 2011.
“Yo soy reportera en Medio Oriente y en África desde hace 20 años y generalmente el término corresponsal de guerra se usa en los países anglosajones. De esta manera se denomina a los periodistas que de forma constante solo cubren conflictos armados, crisis humanitarias y post conflictos. Como es una región sumamente compleja y con características especiales allí se desarrollan multiplicidad de conflictos de forma permanente”, dijo.
Dicha profesión es la segunda más peligrosa del mundo después de piloto de guerra. Para sobrellevarla debe tener una preparación constante. “Va desde tener una gran base cultural o lo que denominamos un ‘background cultural’ y después la formación que uno ha tenido como profesional. Hay formaciones específicas a nivel académico, hay que saber sobre la zona específica en la que uno trabaja como por ejemplo terrorismo contra terrorismo, propaganda contra propaganda, hay que saber sobre la cultura, geografía, historia. Es multi complejo el estudio que hay que tener. Y también hay cuestiones específicas sobre el terreno, claramente hay que saber de crisis de rehenes porque en cualquier momento a uno lo pueden secuestrar y tener un episodio de semejante magnitud, saber primeros auxilios o supervivencia”, mencionó.
Otros factores importantes a tener en cuenta son las condiciones emocionales, psicológicas y humanas. “Uno nunca va a ser el mismo cuando se enfrenta a la muerte. Hay que tener en cuenta que la guerra es el infierno creado por el hombre y es la atrocidad más espantosa que los seres humanos creamos aunque se vea en una pantalla de televisión o en una película. Lo que hay que tener conciencia es que detrás de esa situación hay miles y miles de seres humanos inocentes que están muriendo, entonces hay que tener una gran conciencia y una gran empatía de saber que no es un trabajo más, implica una gran responsabilidad social y un gran criterio, conexión”, agregó.
Respecto a la situación de la mujer en Afganistán, conflicto que se está llevando a cabo desde hace un tiempo, Karen sostuvo que “lo que hay que analizar es que no significa que, durante los 20 años de intervención de Estados Unidos y la OTAN, la situación de la mujer haya mejorado sustancialmente. Afortunadamente si hubo algunos grupos que pudieron acceder a la educación, a algunos trabajos determinados, a no tener la imposición de utilizar el burka. Los talibanes (estudiantes de las madrazas) están basados en unas creencias muy particulares y consideran que las niñas no deben acceder a la educación, si al matrimonio forzado, siempre siguieron los asesinatos de honor donde por ejemplo una mujer que es violada, en vez de ser contenida y sanada, es responsabilizada por el abuso sexual a la que ha sido sometida, se la asesina porque supuestamente perdió el honor y al violador no solamente se lo considera inocente por códigos morales sino por la propia justicia. Esta situación de la mujer se agravará mucho más con el regreso del talibán. Creo que tenemos que estar muy atentos a la crisis humanitaria en Afganistán pero haciéndolo bajo fundamentos y con un riguroso análisis geopolítico”.
En la reunión con los aliados del G7 este martes, el Presidente Estadounidense Joe Biden mantuvo hasta el 31 de Agosto como fecha límite para la retirada de las tropas de su país de Afganistán. Sin embargo, el mandatario indicó que el fin de la misión de Estados Unidos dependerá de la coordinación continua con los talibanes, incluido el acceso continuo de los evacuados al aeropuerto, en un momento en que el grupo Talibán prohibió la entrada de civiles afganos al recinto.