Fue una de las hermanas trinitarias que dejo su estampa en la sociedad toda y en el Instituto Divino Corazón quien la despidió con un comunicado.

Su capacidad de servicio a los demás reflejaba la grandeza de su corazón y la nobleza de sus sentimientos.

Obediente al Espíritu de Dios, entregó su vida a la educación y formación de muchos jóvenes en nuestro Colegio Divino Corazón.

Tan querida y admirada por todos.

Humilde, sencilla, ocurrente, de corazón generoso y noble, siempre transmitiendo y contagiando el amor a Jesús.

Ha acompañado a alumnos y a docentes durante muchos años dejando una huella imborrable llena de bellos recuerdos.

Como Comunidad Educativa la despedimos con el corazón agradecido…

¡Por todo y por tanto! Siempre estará en nuestros recuerdos y en nuestra oración.