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mayo 28, 2024Hablamos con el Dr. Elsardo Dávila sobre las consecuencias que genera la adicción al tabaco, responsable de múltiples tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
El tabaquismo es una problemática compleja debido a su naturaleza adictiva, lo cual dificulta considerablemente su erradicación. Los fumadores desarrollan una fuerte resistencia a abandonar el hábito, enfrentándose a graves consecuencias para su salud. A diferencia de otros tipos de cáncer, “el cáncer asociado al tabaquismo no puede atribuirse a factores genéticos o hereditarios, siendo un problema totalmente derivado de un factor externo y personal”, expresó un profesional de la salud.
El acto de fumar perjudica tanto a fumadores activos como pasivos, quienes están expuestos a más de 4.000 sustancias tóxicas. Estas sustancias incrementan significativamente el riesgo de desarrollar cáncer. En muchos casos, el diagnóstico de cáncer de pulmón se realiza de forma tardía, cuando la enfermedad ya está avanzada, lo que dificulta el tratamiento y reduce las probabilidades de recuperación. Además del cáncer de pulmón, el tabaquismo está asociado con otros tipos de cáncer, incluyendo el de vejiga, riñón, esófago, páncreas, estómago, colon y cuello uterino.
Históricamente asociado mayoritariamente con hombres, el tabaquismo ha visto un cambio notable en su demografía. Elisardo mencionó que las estadísticas de hoy en día, la incidencia de cáncer de pulmón entre hombres y mujeres en Argentina es prácticamente igual. Las mediciones indican que el cáncer de pulmón ocupa el cuarto lugar en incidencia general en el país, detrás del cáncer de mama, colon y próstata. Sin embargo, cuando se excluyen los cánceres específicos de género, el cáncer de pulmón sube al tercer lugar en incidencia general.
El tabaquismo es también un factor de riesgo crítico para enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Las sustancias tóxicas del humo del cigarrillo compiten con el oxígeno en la sangre, llevando a una mala oxigenación del organismo. Esta deficiencia obliga al cuerpo a producir más glóbulos rojos, espesando la sangre y aumentando la probabilidad de que se formen coágulos, los cuales son especialmente peligrosos en las arterias más pequeñas, como las que irrigan el corazón y el cerebro, incrementando el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
Además, el tabaquismo combinado con otros factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo y la dislipemia (niveles elevados de colesterol) aumenta exponencialmente la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular.
Los fumadores pasivos, quienes inhalan el humo de manera indirecta, también están expuestos a estos riesgos. Esto incluye a los bebés en gestación, ya que la placenta no filtra las sustancias tóxicas del tabaco, permitiendo que el feto reciba la misma cantidad de toxinas que la madre. Los bebés de madres fumadoras tienen un mayor riesgo de nacer con bajo peso, sufrir problemas de crecimiento y, en los casos más graves, enfrentar la muerte intrauterina o nacimientos prematuros.
Las leyes antitabaco han avanzado, creando más espacios libres de humo y limitando el consumo de tabaco en lugares cerrados. Sin embargo, la lucha contra el tabaquismo requiere también un fuerte enfoque en la prevención individual. La educación sobre los riesgos del tabaquismo y el apoyo para aquellos que desean dejar de fumar son esenciales para reducir la prevalencia de esta adicción y sus devastadores efectos en la salud pública.
VIDEO: Entrevista Dr. Eisardo Dávila.