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noviembre 6, 2024Tres hombres y una mujer resultaron aprehendidos en la capital provincial. Por la misma causa hubo 30 detenidos en todo el país.
Tres hombres y una mujer, todos cordobeses, fueron detenidos en la capital provincial en el marco de un operativo denominado “Operación Hermes II”, que abarcó 20 allanamientos en la ciudad de Córdoba, Río Segundo, Río Cuarto y Marcos Juárez, por casos de estafas virtuales.
Los aprehendidos fueron imputados por “defraudación informática”, mientras que también se secuestraron 27 teléfonos celulares, tres tablets, una notebook, $220 mil pesos y $100 dólares. Asimismo, se detuvo a un hombre por “tenencia ilegal de arma de guerra”.
Se calcula que los delincuentes se habrían hecho de la suma de 80 millones de pesos a base de engaños cibernéticos y robos de datos personales. En total, los operativos coordinados en todo el país arrojaron la detención de 30 sospechosos.
La Dirección General de Investigaciones Criminales y el Departamento Delitos Económicos de la Policía Federal y del área de Delitos Económicos de la Policía de Córdoba llevaron a cabo el despliegue en la provincia. Además, formaron parte la Unidad de Delitos Tecnológicos de Policía Federal, comisionados de la Procuración General de Buenos Aires y la Unidad de Ciberdelitos de Policía de Buenos Aires.
Estafas
Las modalidades de esta banda de estafadores virtuales variaba desde envíos de correos electrónicos o mensajes con enlaces que contenían malware bancario, según La Voz. Este software malicioso se instalaba en las computadoras de las víctimas, lo que permitía que los ciberdelincuentes obtuvieran acceso a las cuentas bancarias.
En algunos casos se pedían contraseñas con la excusa de verificar cuentas, lo que permitía a los criminales obtener sus credenciales.
Otro modus operandi consistía en hacerse pasar en empleados de bancos, plataformas de pago u organismos oficiales, como así también en la creación de páginas web fraudulentas.
En la misma línea, otra modalidad de estafa implicaba que los criminales contactaran a personas que ofrecían productos y enviaran comprobantes de transferencia falsos. Para chequear que la transacción fuera “cierta”, los estafadores pedían a las víctimas que usaran un cajero automático para bloquear las cuentas y sacar dinero de las mismas.