La Provincia de Córdoba alcanzó un 90% de ocupación turística en el fin de semana largo
octubre 16, 2023Guerra Israel-Hamas: en primera persona
octubre 17, 2023Tenía 70 años y era doctora en antropología social, investigadora, abogada y profesora. En 2018 empezó con síntomas y en 2021 le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Desde entonces exigía que se apruebe la Ley en Argentina para poder morir dignamente.
Adriana era santafesina pero se encontraba en los últimos días en Córdoba para dar charlas sobre su enfermeda. El Doce le realizó días atrás una conmovedora entrevista en la que explicaba que quería morir con dignidad porque la enfermedad degenerativa avanzaba rápidamente.
La noticia del fallecimiento se conoció en las últimas horas, aunque ocurrió el pasado martes. En la entrevista al medio cordobés, la mujer mostraba dificultades para expresarse producto de la enfermedad, pero afirmó: “Yo quiero morir porque mi vida es muy indigna desde la mañana que me despierto hasta la noche que me acuesto”.
En comunicación con Mitre Córdoba, el médico Pecas Soriano contó: “Hace un año y medio que Adriana era paciente mía, hablábamos prácticamente todos los días o día de por medio. Era una persona muy lúcida. Estaba esperando pacientemente”.
“Vino aquí a una conferencia en Córdoba que dimos juntos, charlamos sobre estos temas con otros antropólogos. Ella era antropóloga, abogada, una persona muy agradable para hablar, dentro de lo que se podía”, afirmó.
“Decidió irse a Carlos Paz para pasar unos días y desde allá me llama la cuidadora que realmente se había aspirado, que estaba mal, y que quedaban dos soluciones: dormirla o llevarla a internar. Le dimos cuidadosamente su voluntad anticipada que como buena escribana la tenía muy bien redactada”.
“Decido llamar a un paliativista que se encarga más de estas cosas. Muy profesionalmente, otro médico y yo la acompañamos hasta sus horas finales. Te puedo decir que Adriana antes de morir tenía una sonrisa”, contó emocionado.
«Murió en paz porque murió sin dolor, dormidita, nosotros la tuvimos de la mano hasta sus últimas horas con las cuidadoras”.
“Hay que pedirles un poco más a los legisladores, que sean un poco más humanos con este tipo de casos porque ella no tendría que haber sufrido todos estos dos últimos años, fueron de un padecimiento existencial muy grande. Nadie sabe lo que se sufre cuando cinco personas te tienen que manejar, te tienen que cambiar”, señaló.