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mayo 27, 2022El lanzamiento anacrónico a la reelección del Presidente en España animó a quienes tienen aspiraciones de enfrentarlo en las PASO y eventualmente sucederlo en la presidencia.
En el kirchnerismo y en buena parte del PJ escucharon con desagrado el lanzamiento a la reelección que el presidente Alberto Fernández hizo a miles del kilómetros del país, océano mediante, ante cámaras de televisión extranjeras, y rodeado por apenas un puñado de fieles colaboradores. Que se haya cortado solo, faltando más de un año para el inicio del cronograma electoral, y sin haber resuelto prácticamente ninguno de los problemas que se comprometió a enmendar cuando llegó a la Casa Rosada bendecido por el dedo mágico de Cristina Kirchner, colmó la paciencia de quienes ya le picaron el boleto en el peronismo.
El lanzamiento anacrónico de Fernández en España animó a quienes -agazapados y a la espera de alguna señal- tienen aspiraciones de enfrentarlo en las PASO y eventualmente sucederlo en la presidencia.
El que no disimula demasiado sus ganas es el ministro de Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, el camporista «bueno» y «moderado» que tiende puentes con todos y que no quiso ensuciarse las manos para cuestionar el pacto del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional, como sí lo hicieron Máximo Kirchner y Andrés «Cuervo» Larroque. Lejos en el tiempo quedó la crisis que De Pedro encabezó en el Gabinete luego de que el oficialismo perdiera las PASO, cuando los funcionarios que responden a Cristina Kirchner pusieron sus «renuncias a disposición» para condicionar al presidente.
Parecería ser una estrategia del Instituto Patria, con «los policías malos» abocándose a limar a Fernández y al rumbo económico, dejándole a De Pedro el terreno libre para la diplomacia y la construcción política. Mientras aceita vínculos con dirigentes tan disímiles como Juan Grabois y Juan Manuel Urtubey (uno que quiere volver al redil del PJ y que calificó al ministro de Interior como «una figura muy interesante»), De Pedro entrena la comunicación política y se embarcó en una búsqueda para ponerle humor a su militancia.
Con esos ejes nació «La Remisería de La Rosada», una cuenta no oficial de Twitter que muestra el «detrás de escena» de la agenda que desarrolla De Pedro por todo el país, y exhibe al dirigente político como una persona descontracturada, cálida y sencilla, capaz incluso de reírse de su problema de tartamudez.
También sigue sumando viajes internacionales, incluyendo visitas oficiales a destinos como España e Israel, donde viaja acompañado por una nutrida comitiva, para lucirse como secretario de Estado de alto perfil político.
Otro que quiere ponerse el uniforme de candidato es el chaqueño Jorge Capitanich, quien ya había probado suerte en 2015 hasta que el «baño de humildad» sugerido por Cristina Kirchner lo sacó de carrera. La vicepresidenta le hizo un guiño a «Coqui» (aquel ex jefe de Gabinete recordado por haber partido en dos un diario Clarín en medio de una conferencia de prensa) al elegir su provincia -y a él como anfitrión- para dar una charla magistral sobre el problema de la «insatisfacción democrática», un título que más bien ratificó sus propias insatisfacciones con el rumbo del Gobierno de Alberto Fernández.
Capitanich, como de Pedro, también empezó a sumar millas con la intención de exportar su figura: luego de entrevistarse con el papa Francisco en el Vaticano y de visitar Italia, estuvo en Bulgaria.
El ex gobernador Daniel Scioli, a quien le quedó clavada la espina de haber estado tan cerca de ganar el balotaje del 2015 contra Mauricio Macri, le entusiasma la posibilidad de darse revancha. Eso sí: aclaró que si Alberto Fernández confirma su participación en las PASO, él no será un estorbo y se autoexcluirá de la pelea.
Si bien semanas atrás el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, aseguró en un evento organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (AmCham) que él no era «presidenciable» y que no tenía al «2023 en la cabeza», no cabe dudas de que es una de las cartas electorales más fuertes que tiene el Frente de Todos para jugar.
Por ahora en su entorno esquivan las definiciones y señalan que cuando se produzca el varias veces postergado Congreso del Frente Renovador habrá mayores indicios sobre el el rol que el titular de Diputados elegirá para disputar las próximas elecciones.
Mientras tanto, hace equilibrio entre Alberto Fernández y Máximo Kirchner, apuesta a «la unidad en la diversidad». Quien dice, quizás Massa termine siendo la prenda de unidad entre los sectores enfrentados en la interna, el elemento que pueda unir las partes para ir luego a la confrontación directa con Juntos por el Cambio. Eso es lo que espera la militancia y dirigencia del Frente Renovador, más allá de que la palabra final la tendrá su jefe.
La lista está abierta y con el correr de los meses seguramente aparecerán más nombres anotados en el Frente de Todos.