El Dr. Juan José Pairola, especialista en Oftalmología, advirtió que la conjuntivitis puede ser por infección bacteriana o virósica que se transmite de una persona a la otra. “La conjuntivitis en realidad no trae consecuencias graves pero podría traerlas”, añadió.

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, piel o membrana que cubre el ojo, y puede darse de manera aguda o crónica. Una de las épocas en la que hay que tomar precauciones es el verano.

“La conjuntivitis aguda es aquella que cuando estamos de lo más bien se nos pone el ojo rojo y de pronto empieza picarnos, a molestarnos y a tener esa sensación de cuerpo extraño. Cuando nos acostamos a dormir tenemos el inconveniente de que a la mañana nos despertamos con los ojitos pegados, ese es un síntoma. Y después está la conjuntivitis crónica que es de origen alérgico donde a la mañana amanecemos con un poquito de secreción, un poco más de lagañas de lo que habitualmente tenemos”, indicó.

Además advirtió que la conjuntivitis puede ser por infección bacteriana o virósica que se transmite de una persona a la otra. Lo recomendable es acudir inmediatamente a un profesional ante la aparición de estos síntomas para que el tratamiento sea el adecuado, no es lo óptimo ir directamente a la farmacia. “La conjuntivitis en realidad no trae consecuencias graves pero podría traerlas”, añadió.

Para prevenirla hay que tomar ciertos recaudos como el tener siempre las manos limpias al tocarse el ojo para evitar el ingreso de gérmenes. “Lo más complicado se da con los padres que tienen bebés y los tienen alzados porque por supuesto que pueden contagiarlos. Lo importante es ponerse en tratamiento según la indicación médica y de esa manera resolver aunque sea u día, o día y medio, sin estar en contacto con el bebé entonces le cortamos el riesgo de contagio. Los bebés se pueden contagiar en el canal de parto de algunas infecciones y entonces aparecen esas conjuntivitis de recién nacidos, que son distintas a las conjuntivitis que nos contagiamos nosotros a lo largo de la vida. Por eso desde hace años se les coloca a los bebés unas gotitas con antibiótico para evitar esa conjuntivitis de recién nacido”, dijo.

Hay que tener en cuenta que estamos entrando en la época estival en donde el calor invita a hacer uso de la pileta y es allí –según el profesional- donde podemos contraer este problema en los ojos. El cloro irrita a la vista y las bacterias  la provocan.

También es importante saber que las gotas que se utilizan como tratamiento para alguna enfermedad del ojo no deben guardarse una vez que la patología desapareció ya que los frascos pueden quedar contaminados. “Hagamos el tratamiento y tiremos lo que sobra, no guardemos en la heladera porque los frasquitos una vez que están abiertos tienen 10 días para ser usados (recomienda el laboratorio)”. Por último se refirió a la frecuencia con la que debemos hacernos los controles correspondientes. “Hay una ley que exige que los bebés sean vistos por un Oftalmólogo apenas han nacido para corroborar que no tengan una catarata congénita y que su ojito esté en condiciones de ver, eso se hace en los primeros meses de vida. Después los Pediatras los mandan al oculista al año, en realidad silos papás no ven que el chiquito tenga algún inconveniente para moverse, para ver no hace falta. También hay que tener en cuenta los estrabismos, cuál es el ojo desviado. Cuando comienzan el colegio es importante hacerle un control, después cuando comienzan el secundario es momento de controlar la agudeza visual de todos los niños. Y después hay que controlar en la medida que la persona se da cuenta de que tiene alguna dificultad, hoy en día las pantallas son súper dañinas, hay mucha gente miope por pasar horas frente a la pantalla. Es importante que se controle la gente que está con un uso excesivo de la visión. Y más o menos entre los 40-50 años va a aparecer la gente que comienza a tener dificultad en la lectura, para enhebrar la aguja y cada dos años va a tener que volver a controlarse, se pide antecedentes”, cerró.