“Es una enfermedad virósica histórica que tuvo a la humanidad muy en vilo a principios de siglo XX con problemas muy serios. Ataca al sistema nervioso, como su nombre lo indica Polio viene del latín que significa médula y sustancia gris donde afecta esta enfermedad infecciosa”, explicó el Dr. Elizardo Dávila.

Cada 24 de Octubre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Polio, fecha establecida por el Rotary International hace más de una década en conmemoración del nacimiento de Jonas Salk, quien desarrolló la primera vacuna contra la enfermedad. 

La Poliomielitis presenta diversos grados que van desde leve hasta mortal y no tiene cura. La misma puede ser prevenida mediante la aplicación de la vacuna que –tal como indicó el profesional- se encuentra en el Calendario de Vacunación Nacional. “Cuando ataca al sistema nervioso periférico actúa dejando parálisis flácida donde se pierde la fuerza motriz y no puede desarrollar su fuerza muscular, lamentablemente es irreversible”, agregó.

Respecto a la forma de contraerla dijo que es mediante contacto directo de persona a persona, no hay un intermediario (como por ejemplo en el Dengue), a través del sistema digestivo. Vía oral con saliva y vía materia fecal a través de las heces donde el tener un buen saneamiento de los líquidos cloacales podría prevenirlo también.

Cabe recordar que hace desde 1994 que no se registran casos de Polio en América Latina. Gracias a las vacunas creadas por Salk (inyectable) y Albert Sabin (vía oral) la enfermedad fue erradicada prácticamente en todo el mundo dejando únicamente activos hasta la fecha dos casos en Pakistán y Afganistán.

“Los niños menores de 5 años ya están vacunados con las dos dosis a los cuatro – seis meses de vida, y después antes del inicio escolar dos dosis más como para quedar completamente cubiertos contra esta enfermedad. Al no tener casos nos vacunamos porque puede venir algún caso importado y con uno ya se incendia todo de nuevo”, sostuvo. Los síntomas al inicio pueden no aparecer o ser leves como la tos, resfrío, fiebre y malestar general. Cuando ataca la parte neurológica presenta síntomas más fuertes como la fotofobia (no tolera el reflejo de la luz), dolor de cabeza fuerte y parálisis definitiva.