El fundador y directo, César Tapia, compartió su historia y el trabajo con quienes están en rehabilitación por adicciones.

“Es un trabajo que se viene realizando desde el 2008 con mucho esfuerzo y mucha vocación, y que tiene como finalidad ser una escuela de vida. Tiene como trabajo devolverle (a la gente) los proyectos de vida y los sueños que alguna vez se vieron ofuscados por una mala decisión de vida que termina desarrollando una enfermedad”, explicó.

Nuestra Señora de Luján es una comunidad terapéutica cristiana para la rehabilitación de adicciones a las drogas y el alcohol. Se encuentra ubicada en la vecina ciudad de Río Tercero. La Asociación cuenta con un equipo integrado por alrededor de 15 personas, entre ellos operadores, profesionales médicos, psicólogos, odontólogos y nutricionistas. Algunas de las actividades que hacen en conjunto tienen que ver con el mantenimiento del hogar, la limpieza, tienen acceso a un gimnasio y a la recreación.

“Hernando ha sido muy particular en nuestra vida de fundación porque arrancamos desde el acompañamiento del Intendente, en ese momento Sergio Cóser, dando a conocer ese trabajo que en la zona se venía haciendo y desde ahí – desgraciadamente- nunca hemos parado de dar respuesta a esta problemática. Actualmente hay cuatro familias (de Hernando) a las que estamos acompañando en el proceso de la reinserción después de haber realizado un tratamiento y así continuamente venimos dando respuesta”, agregó.

Allí albergan de 20 a 30 personas con problemas de adicción. “Para la recuperación siempre entendemos que es una enfermedad que lleva toda la vida recuperarse. Ese ejercicio que necesita la persona para comenzar a luchar está dividida en etapas, primero hay que hacer todo un acompañamiento interdisciplinario para ver cómo está la persona y si está preparada para estar un tiempo determinado ahí dentro. Nosotros cuánto más tiempo está en la comunidad creemos que es mejor y se va a ir mucho más fortificado para el afuera. En cuanto a la desintoxicación la base es de tres a cuatro meses para que la persona vuelva a estar limpio en su organismo físico y psíquicamente. Hay gente que se queda un tiempo más, lo óptimo es entre seis meses y un año”, mencionó tras ser consultado por el tiempo que conlleva el tratamiento.

Por último, manifestó que en este año de pandemia la demanda en consumo de alcohol es mayor según estadísticas a nivel nacional. A su vez, a nivel regional el mayor consumo de alcohol se da en adultos debido a las estructuras de encierro que se han dado.

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